lunes, 14 de julio de 2014

De pillow dress a otra cosa.

Aquí seguimos, con la fisura que se resiste a pasar.
y mi paciencia que se va agotando por momentos.
Cojo el ordenador en muy contadas ocasiones; hoy, una de ellas.
Así que voy a aprovechar este ratito para contaros la historia de un pillow dress que no llegó a serlo.

Con la llegada del veranito (aunque por aquí el sol se resiste a salir), en mi clase de costura en Miquinho quería hacerle a la peque un pillow dress.
Me enamoré de una tela estampada en rosa de una tienda local, pero como tan sólo era un fin de pieza, no me llegaba para hacerle vestido. Así que opté por seguir el parón del pillow dress, pero en corto, una camisolita fresquita.

Así que me pongo manos a la obra: mido por aquí, corto por allá, coso por este sitio, remallo por el otro...
Pero cuando Aroa llega del cole (porque esto fue en junio) y ve que le voy a  poner un lazo alrededor por la parte del cuello y que la tela va a quedar fruncida, me dice que de ninguna manera. Y me coge la tela, y me hace dos pinzas encontradas en el medio: "¿No puede ser así? A mí me gusta de esta forma".


Pues nada, el pillow dress de repente ha dejado de serlo ya por completo.
Y como ya era otra cosa, la transformación sigue adelante. Así que en el bajo le pongo un volantito de otra tela que habia cogido en Ratucos y aprovecho esa misma tela para hacerle los tirantes.
Y como sobraba tela, la profe de costura me da la idea de hacerle un lacito a juego, que en lugar de cosérselo a la camisola, se lo dejo a modo de broche, con un cierre por detrás.


La verdad es que me ha gustado el resultado final, y ella está contentísima, que es lo importante.






jueves, 3 de julio de 2014

De ausencias y tuneos.

Quienes me seguís, habréis comprobado que tengo el blog abandonado desde hace unas semanas.
Y es que, como mi cabeza y mi corazón parecen no ponerse de acuerdo, y mientras una no para de darle vueltas y más vueltas a las cosas, el otro late por tomarse un respiro.
Dicen que el cuerpo habla lo que la boca calla. Y mi cuerpo ha hablado: "si no paras tú, te haré detener yo".
Así que una molesta y antipática fisura, me ha hecho frenar en seco.
Llevo semanas tumbada, sin coser, sin dedicarme al blog, tan solo fugaces vistazos al  Facebook.  Y es que pocas ganas he tenido de hacer algo.
Y aunque la cosa parece que por fin comienza a mejorar, todavía no me encuentro con humor de hacer muchas cosas, además de que mi cuerpo me pide que vaya depacio.

Y hoy, he sacado un ratito para desempolvar un poquito este rincón virtual.
Tengo cosas pendientes para mostraros, pero todo poco a poco.

Por el momento, os dejo con la nueva imagen de unos vaqueros para la peque.
Se le habían quedado pequeños, y como ella no es de poner muchos pantalones (la comodidad de los leggings tiene mucho que ver), estaban prácticamente nuevos.
Además, como en la cintura le siguen yendo bien, decidí que podía transformarlos.

Corté parte de las piernas,


Hice una costura decorativa en el bajo,


Recorté el ramillete de flores que tenía el pantalón original y lo coloqué a modo de aplicación.


Y ahora a ella le encanta!



Quiero dedicar esta entrada a la gente que tanto me está apoyando en este momento y especialmente a mi hija, por su paciencia, por ser capaz de comprender que mamá no puede estar al cien por cien, por tener que esperar a hacer todos esos planes que habíamos programado para las vacaciones y por construirme una cabaña pirata en el sofá del salón lo suficientemente grande para que mamá pirata pueda estar tumbada y jugar a la vez.